Observar y aceptar nuestros miedos para atravesarlos ha sido el “hilo rojo” conductor de las seis sesiones de este taller de “Acercamiento a un buen morir”, vivido con intensidad por cada uno/a de nosotros/as.
Nuestro miedo a la muerte nos conecta con nuestra impotencia, nuestro sentimiento de culpa y nuestro sentimiento de injusticia.
Esos mismos sentimientos los experimentamos en nuestra vida cuando enfermamos, perdemos un empleo, o experimentamos una separación.
Aprender a mirar la muerte a la cara y aprender a acompañar a un moribundo, a despedirse de esta vida, es aprender a mirar y vivir nuestra propia vida con consciencia.
Aprender a morir cada día de nuestra vida, atravesando nuestros pequeños y grandes miedos con aceptación y amor, es un camino que nos libera del apego y nos hace más libres y auténticos.
Hoy es un buen día para morir.