Quiénes somos
Objetivos y Valores



Durante milenios, la muerte ha sido considerada un fenómeno natural, cuya ritualización por todas las religiones y culturas, ha facilitado su aceptación. Sin embargo, en nuestra sociedad actual, huérfana de referentes y valores, el problema de la muerte se ha convertido en el tabú más importante, ya que se vive como un fracaso a todos los niveles (médico, personal y social).
Este hecho condiciona intensamente la vivencia de los que mueren y de los que quedan. Por ello, identificar qué entendemos por una buena muerte se ha convertido en uno de los temas sociales más controvertidos y difíciles de abordar en nuestros días.

Tod@s vamos a morir
La evidencia de que, tarde o temprano, todos vamos a morir, ha generado siempre en el ser humano diferentes actitudes. Estas van desde la negación y el rechazo, como estrategias para eludir consciente o inconscientemente la idea de la muerte, hasta su reconocimiento como medida del valor de la propia vida. Resulta difícil tomar conciencia de los condicionamientos educativos y sociales que configuran la propia actitud ante este tema esencial de la existencia y que, en la mayoría de los casos, añaden un sufrimiento, a veces intolerable, al propio hecho natural de morir.
Realizar un acompañamiento de calidad a los que están en el trance de la muerte no solo es el mayor don de caridad que se puede hacer por una persona. También, y muy especialmente, nos enseña a vivir con autenticidad, o lo que es lo mismo, a ser felices. Pero ¿cómo podemos acompañar para facilitar un buen morir? ¿Qué entendemos por un buen morir?
Para contestarnos estos interrogantes la Fundación VBM pone en marcha diferentes actividades que abarcan tanto la labor formativa como la asistencial. También ha creado un foro de encuentro quincenal para que pacientes, familiares, cuidadores y personal sanitario en general puedan comunicarse horizontalmente, con el máximo nivel de autenticidad y sinceridad, y puedan poner en común sus respectivas experiencias, en un marco de exquisita receptividad y respeto.
Objetivos de la Fundación VBM
Promover una cultura social para facilitar un buen morir y mantener los valores de la cultura de Paz y de Crecimiento Espiritual basados en el Amor Compasivo, la Sabiduría y la Ecuanimidad. Para ello impulsa y organiza actividades culturales, educativas, sociales y sanitarias, en beneficio del mayor número de personas posible.
Los objetivos fundacionales son:
- Promover una conciencia social para ayudar a vivir una buena muerte mediante un acompañamiento de calidad y unos cuidados paliativos generalizados a toda la sociedad.
- Formar a personas para que realicen un servicio de acompañamiento de calidad a enfermos terminales; esta formación estará dirigida a:
- Personal sanitario en instituciones hospitalarias, médicos, personal de enfermería, auxiliares de clínica, etc.
- Cuidadores de residencias geriátricas , además de su personal sanitario.
- Cuidadores en el entorno domiciliario del enfermo terminal.
- Voluntariado.
- Facilitar el acceso de cualquier persona a cuidados paliativos de calidad, bien sea en su propio domicilio, en residencias u hospitales.
- Potenciar el cuidado de calidad en los aspectos psicoemocionales y espirituales de los enfermos terminales y de su entorno familiar, más allá de cualquier confesión religiosa.
- Atender a las diferencias multiculturales y religiosas en el cuidado y acompañamiento a enfermos terminales que requieran asistencia espiritual específica , proporcionando los medios necesarios para que accedan a un ministro de culto de la confesión religiosa que profesen, teniendo en cuenta la sociedad multiétnica en la que ya ( con)vivimos.
- Aportar a quien lo requiera, mediante comités de asesoramiento cualificado, una claridad ética, filosófica y sentido común a los conflictos de conciencia que se generan cotidianamente en el curso de la asistencia a moribundos.
- Promover intervenciones decididas (dentro de la legalidad vigente) en casos de encarnizamiento y/o abandono terapéutico a enfermos terminales.
- Colaborar con las instituciones sanitarias y de bienestar social del Estado y de las Comunidades Autónomas para la consecución de estos objetivos.
- Colaborar con otras instituciones privadas sin ánimo de lucro que dirijan sus esfuerzos en la misma dirección.

Valores de la Fundación VBM
El miedo a la muerte es proporcional al miedo al amor.
Aprender a amar es aprender a perder: amar es aceptar los propios límites, aceptar la propia impotencia, y estar ahí, en la aceptación de lo real. Esta es la actitud sana para afrontar la propia muerte y la de los demás.
- Abordamos el tema de la propia muerte y la del otro con libertad de conciencia, sin dogmas religiosos ni culturales. Cada persona, cada situación, es única, y sólo en el contacto directo con ella es posible sentir qué es lo apropiado en cada momento. Esto requiere un ejercicio de escucha interior profunda y valentía.
- Aprender a afrontar la expectativa cierta de la propia muerte nos enseña a vivir con autenticidad, y nos ayuda a ser buenos acompañantes en los cuidados a los que van a morir. Nos permitirá acompañar con verdadero respeto y humildad, tratando de comprender lo que puede estar sintiendo la persona que está en el proceso de morir.
- Es necesario cuidar amorosamente la atmósfera en la que se desarrolla la vida de la persona en estado terminal, para que pueda morir en paz, en silencio y serenidad, y lo más consciente posible. Para que pueda vivenciar su últimos momentos, que son de gran sutileza espiritual, culminando la plenitud de la existencia sin perturbaciones físicas, materiales ni emocionales. Esto es ayudar a bien morir, que es el mayor acto de amor que se puede hacer por alguien.
- Contemplamos los Cuidados Paliativos como el arte del acompañamiento al buen morir. Ayudar a paliar el dolor e incomodidades físicas no es más que una de las cuatro dimensiones a tener en cuenta: es preciso además, identificar y atender las necesidades emocionales, cognitivas y espirituales del paciente terminal y su entorno.
- Las necesidades espirituales son inherentes al ser humano, cualquiera que sea su credo, religión o filosofía de vida. Atender estas necesidades implica contemplar esta realidad y adaptar los cuidados espirituales a la realidad multicultural y multirreligiosa de nuestra sociedad, facilitando la presencia de un ministro de culto religioso de la tradición que profese el paciente, de maestros y amigos espirituales, o, sencillamente, de un acompañante con sensibilidad y calidad de presencia.
- La comunicación sincera y auténtica entre las personas siempre es muy importante para la calidad de la vida, y esta sinceridad nunca es tan importante como cuando nos relacionamos con alguien que se enfrenta a la muerte en breve plazo.
- Escribir nuestro Testamento Vital es nuestra responsabilidad. De esta forma podremos ayudar a la sociedad y a nuestros seres queridos a tomar las mejores decisiones éticas, armonizando nuestra voluntad y la legalidad vigente, de forma que cuando nos llegue el momento de mayor vulnerabilidad e impotencia no suframos innecesariamente decisiones alejadas de nuestra sensibilidad afectiva y espiritual.