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Por Rosario ArrattaSegundo encuentro del 24 al 26 de julio de 2009

Segundo encuentro del 24 al 26 de julio de 2009
La incertidumbre
Se aproxima el momento de encontrarnos nuevamente, ¿cómo será?
La mayoría de los compañeros ya son conocidos, hemos compartido momentos de intimidad, nos hemos acompañado en nuestras emociones y angustias. ¡Sí! será más sencillo, este factor ya está ganado. ¿Y los nuevos? Bueno, a lo mejor ellos ya habrán estado en otro tipo de encuentros. Lo que tengo seguro es que una vez esté allí algo cambiará.
Me pregunto si será tan dinámico y vivencial como el anterior
En el trayecto tuve la oportunidad de conocer a dos compañeros. Ellos eran expertos en otros talleres de convivencia, más sus dudas eran distintas a las mías.
La estancia
La casa continúa igual de acogedora, menos impactante, más mía.
Ya sabía los puntos clave, donde se experimenta, donde te reconfortas, donde te aíslas…
En la cocina, por la ausencia vacacional de Agustín, del menú y los guisos se ha encargado Claudia (sus brochetas de fruta a mí me cautivaron). Esperemos que la próxima vez estén ambos, una para dedicar el tiempo necesario y el otro para ponerle todo su mimo.
La experiencia
El Dojo en esta ocasión era más que una habitación, desde la cual se divisa el Moncayo, donde Mar organiza todas sus actividades y nosotros subimos a experimentar.
Es la habitación de la alquimia: todos dejamos algo, todos nos llevamos algo.
Esta vez la meditación no ha sido un martirio, tal vez porque haya cambiado algo en mí, tal vez porque en lo más profundo del recogimiento surge una imperceptible orden y después un sonido inesperado. Era Ana con sus cuencos de cuarzo tibetanos y su armónica mano, me sentí transportada a través de sus ondas a un estado superior en el que llegué a no sentir el cuerpo.
Al día siguiente la sensación de éxtasis fue más controlada, cuando dejaron de sonar los cuencos y parecía que mi cuerpo despertaba. Vibraron en él las voces con sus cánticos de mantras y me acunaron meciendo mi cuerpo, meciendo mi mente.
Descubrimiento 1º: como la vez anterior el cansancio no lo notas hasta que llegas a casa, el entusiasmo te mantiene vigoroso y con ganas de más y más.
El descubrir el mundo de mis apegos, de mi energía, de mi instinto de supervivencia con sus nuevos matices, sus nuevos puntos a transformar, es toda una experiencia vital y denota toda la maestría de Mar.
Descubrimiento 2º: la noche, las estrellas, las velas, los aromas quemándose, el circulo, la brasa que consumía el tabaco (bendecido y rezado por las almas del nuevo mundo) y mantenida con cada uno de nuestros pulmones, abrió nuestra más profunda humanidad, dudas, miedos, inseguridad y al mismo tiempo nuestro poder, honestidad, esperanza y anhelos de transformación, tanto de nuestro mundo interior como reconocimiento y protección del medio que nos rodea.
La partida
Mucho de nosotros se queda en la casa, la hemos impregnado de nuevo de nuestros yoes… esperanzas, calor y amor humano. Y ella con sus paredes, su cielo abierto, su Dojo, nos ha transformado de nuevo, nos ha dado la oportunidad de crecer, de sentirnos más reconfortados, de conocernos un poquito mejor, de amarnos un poquito más y aceptarnos en tránsito.
Con el deseo de volver a compartir una vez más ese gran misterio de nosotros mismos, nuestra vida y nuestra muerte.
Te doy gracias, Mar, por compartir el alma de tu casa, el alma que tú pones en ella, para que cada una de nuestras almas realice en cada uno de estos encuentros la transmutación a la VIDA.
23 de agosto de 2009